viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº1769

Sector Inmobiliario | 20 mar 2023

Economía

La historia del icónico rascacielos porteño que custodia el Bajo y alberga a uno de los mejores “rooftops” del mundo

Con 88 metros, el Edificio Comega fue uno de los primeros rascacielos de Buenos Aires y se estrenó en 1934. Está en la intersección de Corrientes y Alem y tiene oficinas para alquilar


En Corrientes y Alem, en el Bajo porteño, emerge como uno de los custodios de la zona el edificio Comega, uno de los rascacielos más emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires.

Junto con el Kavanagh y el Safico son tres símbolos de la arquitectura de la década del ´30. Fue inaugurado en 1934 y refleja como pocos la expresión del modernismo que prevalecía entonces en un mundo en el que el racionalismo ganaba influencia.

Siempre rivalizó con el Safico (hecho construir por la Sociedad Anónima, Financiera y Comercial) que está cerca sobre la Avenida Corrientes al 400, ambos en el barrio de San Nicolás.

El Comega se hizo sobre un proyecto del ingeniero Alberto Stein y los arquitectos Enrique Douillet Alfredo Joselevich. Y su nombre resume la empresa que encargó la obra: Compañía Mercantil y Ganadera, una rama del grupo Bunge y Born.

Allí actualmente hay oficinas en alquiler y además funciona en el último piso uno de los bares más altos de América del Sur, a casi 88 metros del nivel del mar. El trago que más se acerca a las nubes puede tomarse en un bar ubicado en la Gran Torre Costanera, en Santiago de Chile, a 300 metros.

Cómo se hizo

Este edificio icónico en su fachada no muestra adornos ni ornamentaciones que lo distingan como otros; sólo se aprecian líneas puras, claridad y limpieza. Es una obra de hormigón armado de 88 metros, 21 pisos y tres subsuelos.

Mariela Blanco, autora del libro Leyendas de ladrillos y adoquines, destacó que “su fachada es lisa revestida en mármol travertino italiano. Fue el primer rascacielos de la Argentina construido en hormigón armado y en su interior se aprecia el acero inoxidable como revestimiento”.

Los porteños de la primera mitad de siglo vieron desde allí el paso del Graf Zeppelin, el dirigible alemán que en 1934 sobrevoló nuestros cielos antes de irse a Montevideo.

Otro acontecimiento importante fue la llegada de los restos de Carlos Gardel provenientes de Medellín, en 1936. Miles de hombres y mujeres se acercaron a la avenida Corrientes para darle el último adiós al Zorzal Criollo

“El temor a que el edificio pudiera oscilar por las sudestadas hizo que el Comega contara con un sismógrafo. Era una suerte de palacio en altura, con peluquería para los empleados y hasta un código postal propio”, amplió Blanco.

En su momento fue innovador porque además de la gente que trabajaba en el edificio llegó a funcionar un bar en el mirador del piso 19 (llamado Comega Club), donde dicen que mientras se tomaba un trago o un café se podía ver la vecina Colonia en la otra orilla.

También dicen que sus ascensores de alta velocidad resultaron toda una novedad para esa época. Provocaban ciertos mareos en mucha gente, pero de alguna forma se asombraban y comentaban la experiencia de como era descender desde 80 metros en pocos segundo. Las puertas de los ascensores fueron revestidas en chapas de acero inoxidable ultra resistente traídas desde Suecia.

Fue testigo del ensanche definitivo de la mítica arteria porteña, al ganar su ascenso de avenida en su momento. Antiguamente Corrientes era de empedrado.

En planta baja, sobre Alem, hay locales comerciales bajo la recova reglamentaria y el acceso a los estacionamientos. La entrada principal está por Corrientes y el hall de ingreso de gran escala está resuelto en doble altura.

Los pisos de oficinas se construyeron bajo el concepto de planta libre sin vigas, con los servicios dispuestos de modo de que se pudieran dividir de acuerdo con las necesidades de quien lo utilice o alquile.

Sobre el piso 12 hay un patio auxiliar abierto sobre Alem y vista hacia el río. El remate del edificio es una torre exenta de 7 pisos, que incluye oficinas, confitería-bar en piso 19 y servicios varios. Con el concepto de “funcionamiento integral” este edificio proponía que el usuario encontrara resueltas muchas funciones sin trasladarse fuera, como servicio de peluquería, espacio de recreación (de hecho hay un gimnasio en el segundo piso), entre otros.

“Actualmente cuenta con oficinas totalmente equipadas, salas de reunión y un conjunto de soluciones empresariales altamente flexibles. Para estar en sintonía con lo dejó la pandemia también hay espacios de coworking que pueden alquilarse por día”, comentó Blanco.

Quiénes lo ocupan y qué demanda tiene

Es un inmueble que actualmente ocupan distintas empresas y profesionales. Sigue habiendo algunas plantas desocupadas que se alquilan por diferentes valores por mes y en dólares como se maneja el mercado inmobiliario corporativo.

Patricio López Saubidet, experto del segmento inmobiliario y de la red Servicio de Ofertas Múltiples (SOM), dijo que “es un inmueble muy demandado por su simbolismo y por estar muy bien conectado, cerca de la City, de la sede de importantes empresas y de edificios del Estado. También está próximo con el subte de la línea D. Y muchos profesionales lo eligen para trabajar desde el espacio de coworking llamado Office One”.

Actualmente hay oficinas disponibles que tienen entre 150 y 450 metros cuadrados que se alquilan por USD 4.900 y USD 8.500 las más grandes por mes.

Las plantas cuentan con piso técnico, en buenas condiciones y gran vista. Con equipos de aire acondicionados de última generación y se regulan por Volumen Variable (VRV) y ahorro de energía eléctrica. Las ventanas son de doble vidriado hermético importadas de Alemania (fueron reemplazadas hace un tiempo).

“Los nuevos ascensores cuentan con el sistema de llamada anticipada, que optimizan la asignación de los equipos, disminuyendo los tiempos de espera y logrando un tránsito mucho más fluido. Por otro lado, se modernizó también la estética de las cabinas, dándoles una apariencia moderna”, amplió López Saubidet.

Se logró un considerable ahorro de energía gracias al reemplazo de los viejos motores de corriente continua por nuevos motores de frecuencia variable con imán permanente, y cabinas iluminadas íntegramente con luminaria LED.

El rooftop es un mirador gastronómico llamado Trade Sky, y se estima que es el bar en altura con más seguidores en redes sociales: sólo en Instagram supera los 330.000.

Hace poco tiempo fue elegido como uno de los mejores rooftops del mundo por la revista británica Time Out.

Desde este bar se pueden apreciar vistas únicas hacia el río, distintas partes de la ciudad y cómo el sol se pone detrás del Obelisco durante las anocheceres porteños.

Fuente: Infobae

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