Sector Inmobiliario | 28 may 2024
Desarrollos inmobiliarios
La historia de 4 casas icónicas porteñas que se reconvirtieron en proyectos de lujo
La ciudad de Buenos Aires está llena de historia y de casas que se conservan, pero que también se ponen en valor, para hacer desarrollos que combinan lo antiguo con lo moderno
La historia recorre las calles de la city porteña, que expone a lo largo y ancho de la ciudad casas llenas de memoria. Las paredes forman parte de una arquitectura elocuente, que genera un paisaje envidiable en la ciudad reconocida internacionalmente.
Sin embargo, surge una gran pregunta cuando los metros para nuevos proyectos escasean cada vez más y se hace inminente tomar una decisión: ¿qué rumbo darle a las casas antiguas, que ya no cumplen las funciones de antaño?
“La historia sigue formando parte de lo que pasa, por lo que no se trata de tirar estas viviendas abajo y generar algo completamente nuevo, sino que los edificios que tienen valor se pueden mantener, readaptar y utilizar”, asegura Gustavo García Villanueva, arquitecto y desarrollista, director comercial de Urbantao, que está en pleno proceso de reconversión y puesta en valor de una casona antigua de la ciudad.
Desde Caballito, hasta Recoleta, a continuación, se relata la historia de cuatro casonas que forman parte del patrimonio de la ciudad y cuentan con protección histórica. A través de un proceso de readaptación, se busca que recuperen su valor, respondiendo al contexto actual y volviendo a habitar sus espacios.
Un proyecto entre amigos
Cinco amigos vivían hace muchos años en un mismo edificio en Caballito, donde compartían junto con otros miembros del barrio distintas actividades, como jugar a las cartas, al estilo de un club de amigos. Recientemente, se encontraban en la misma situación vital: los hijos crecieron, se fueron de la casa, los espacios quedaron grandes y la población del edificio había cambiado, ya que algunas unidades se fueron vendiendo. Sin embargo, varios de ellos, buscaban un edificio donde pudieran seguir viviendo ese concepto de comunidad de amigos.
Se juntaron “el hambre y las ganas comer”. ¿Por qué? Una casona de 1930 ubicada en pleno barrio de Caballito, sobre la calle José Terry al 240, famosa por convertirse en uno de los salones de fiestas más demandados de la zona en plena década de los ochenta. La propiedad era del periodista Julio Blanck. Sin embargo, el reportero se enfermó, falleció y la propiedad entró en el tedioso proceso de sucesión.
La casa se conserva en su totalidad, ya que está catalogada como patrimonio histórico en cuanto a la fachada y algunos interiores, y funcionará como un espacio con una oferta gastronómica, que se une a la que existe hoy en la zona de la avenida Pedro Goyena. Además, por detrás de la casona, se levanta un edificio moderno.
La casona mantiene los vitrales originales, escaleras de madera, molduras y pisos. Los autos entran por el portón -el mismo por donde antes ingresaban los carruajes- y quedan estacionados detrás del edificio o en un subsuelo. “Todo este trabajo, al contrario de alejar a los compradores, los entusiasmó. Les gustaba el juego con lo viejo y lo nuevo. Nosotros vendimos varios proyectos con estas características”, asegura Agustín Walger, director de Lepore propiedades en diálogo con LA NACION.
El edificio, que tendrá una inversión total de mínimo US$ 2 millones y se entrega en diciembre de 2024, cuenta con departamentos de tres ambientes en una planta baja, con posibilidad de patios privados, que pueden contar con parrilla o con jacuzzi. También unidades de 2 y 3 ambientes a lo largo de cuatro pisos, que van de 50 a 82 m². A partir del quinto piso hasta el séptimo se ofrecen cuatro unidades de cuatro ambientes, con tamaños que van desde los 115 m² hasta los 215 m² (algunos se entregan con parrilla y pérgola). En la última planta también se encuentran los amenities del edificio, que propician todo para poder generar el espacio de club de amigos tan buscado por sus dueños. Las unidades de 2 ambientes promedian los USS$160.000, las de 3 ambientes se ubican en US$250.000 y las de 4 en duplex con terraza en US$460.000.
Un terreno con un destino impensado
Corría el año 1913 cuando la familia Oneto Gaona adquirió una casona de 1800 m² ubicada en Recoleta, sobre la calle Uruguay, entre Arenales y Santa Fe, en la que residía una numerosa familia formada por 12 hijos. Al lado de la vivienda existía un terreno vecino que la familia también adquirió, para contar con una entrada para el auto. Desconocían que ese mismo lote, 100 años más tarde, se convertiría en un edificio que pondría en valor nuevamente la casa.
La vivienda se funda en 1878 y tiene su primera etapa hasta 1913, cuando vive una ampliación. En 1937 atraviesa otra ampliación, hasta el día de hoy, momento en que se hará una nueva intervención para preservar el patrimonio histórico y ponerla en valor. “Queremos darles una multiplicidad de usos y poder generar un conjunto tanto residencial como comercial que permitan mantener el patrimonio, a la vez que se adecua a la realidad que nos toca vivir en este momento”, asegura Gustavo García Villanueva, director comercial de Urbantao.
En el terreno contiguo a la casa se levantará un edificio con 40 departamentos, que tendrán entre 60 y 80 m² con cocheras, con un precio que arranca en los US$4800/m².
Por su parte, la casa se mantendrá intacta y los espacios comunes se transformarán en salas de lectura, coworking y dos restaurantes de alta gama (uno en el espacio de las cocheras y otro en lo que era el living de la casa). En los pisos superiores de la casona habrá 16 departamentos de entre 50 y 70 m², con precios que parten desde los US$5800 el m², y de los cuales están vendidos en un 90%, con 5 unidades disponibles únicamente.
El primer ascensor de la ciudad
Construida en el año 1916 por Axel Aberg Cobo, con el proyecto de Walter Bassett-Smith y Bernie Collcutt, la mansión Aberg Cobo ubicada en la avenida Las Heras al 1700, también se reconvirtió, preservando sus rasgos más icónicos. Declarada y catalogada como patrimonio histórico con protección estructural por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se llevó a cabo un proyecto de refuncionalización y puesta en valor de la vivienda, restaurando su fachada y otros elementos, y se sumó un edificio moderno en el terreno. El proyecto concluyó hace dos años y logró revivir la emblemática propiedad.
Se trata de una casa que había cumplido su ciclo como vivienda y, desde hace un tiempo, se alquilaba como salón de fiestas. Sin embargo, llegó un momento en que la familia ya no tenía interés en seguir explotándola y puso la propiedad a la venta. “Fue difícil, ya que estos inmuebles patrimoniales suelen tener destinos acotados y clientes muy especiales, a lo mejor funcionan como embajadas”, señala José Ignacio Miguens, desarrollador asociado con Rukan, a cargo del proyecto y dirección de la obra. “Son casas de gran tamaño, en muy buenas ubicaciones, con valores de venta altos y cuya reconversión demanda mucha inversión”, agrega.
Los desarrolladores aprovecharon el terreno para construir un edificio que se ubicó entre el patio y la medianera posterior. Los 10 pisos que se levantaron contienen 14 unidades con un frente vidriado y un diseño más contemporáneo, que se destinaron a vivienda y oficina, que tienen un tamaño de 100 m² y se venden por un ticket de US$500.000.
Por su parte, en la casona, el segundo y tercer piso, que originalmente correspondían a las áreas de servicio y los dormitorios, fueron remodelados para transformarse en 16 departamentos, algunos de los cuales quedaron en manos de la familia propietaria de la casa. Dos unidades del primer piso se destinaron a usos varios: una de ellas es una galería de arte y la otra una academia de arquitectura y urbanismo.
FUENTE: LA NACION